Este día quiero escribir acerca de esos milagros diarios o cotidianos que ocurren a cada instante y que como pasan en todo momento los damos por hecho: Respirar, despertar, abrir los ojos, tener brazos, piernas, corazón, etc. Y tener esto nos da vida, nos da la oportunidad de empezar un nuevo día, como una hoja en blanco que podemos usar para lo que queramos.
Y eso, sin contar que tenemos a nuestros seres más amados a nuestro lado, nos lleva a sentir: gozo, felicidad, paz y gratitud.
Cuando hacemos consciente lo que pasa a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que más y más cosas pasan o más y más cosas hay a nuestro alrededor.
En la lección de esta semana la introducción menciona el bien y el mal, y analizando vas descubriendo que al final lo que sucede es que hay consecuencias a las decisiones que tomaste, y eso pues te lleva a que suceda x o y situación y que tu eres el responsable de tomar esa situación de buena o mala manera y de ahí se desencadena todo, por que Dios nos dio el libre albedrio y en nuestro pensamiento decidimos lo que hacemos no es Dios el que decide por nosotros.
Y ahí es donde entra el cuestionamiento de por que Dios deja que pasen esas cosas “malas”, pues porque él no lo decide, quien lo decide somos nosotros individualmente, pero colectivamente vamos haciendo más grande la situación. No sé si me estoy explicando, pero, por ejemplo, si tú quieres trabajo y vas y das un sí a un trabajo donde el dinero proviene de acciones ilícitas, pues estás involucrado también y no puedes coincidir en que el fin justifica los medios; no por necesitar el dinero vas a ceder a hacer cosas “malas”. Al decir por que Dios permite eso, entras en el juego de víctima, porque le echas la culpa a alguien más y no te responsabilizas de tus decisiones. Si nos damos cuenta (conciencia) de que somos hechos a imagen y semejanza de Dios, soy el milagro más grande de Dios, pues decidiríamos siempre “bien”, pero también Dios es “hombre” y nos da la oportunidad de equivocarnos y aprender de esas decisiones.
Para concluir, hacer conciencia del Espíritu en mí para siempre ver las cosas bonitas a mi alrededor y disfrutarlas, emocionarme, maravillarme y así contagiar mi ambiente, y hacer que todas esas emociones vengan a mí y afrontarlas.
Karla Piedad Cerda
Lo desafiante se logra con esfuerzo y lo extraordinario con un poco más
